lunes, 15 de noviembre de 2010

RESIVE HONOR, AL DAR HONOR!


El honor es uno de los más grandes regalos que un padre puede recibir de su familia. El honor comienza con la elección de poner gran valor e importancia en los demás, considerándolos como valiosos tesoros y teniéndolos en alta estima. El honor es fundamental para el éxito del matrimonio y la familia.
Dios manda a los hijos que honren a sus padres (ver Éxodo 20:12), pero muchas veces los hijos rehúsan hacerlo. En estos casos, el padre no puede demandar el honor, sino que buscará ganar el respeto a través de la aplicación de este mandamiento.
Aquellos padres que quieran ser honrados por sus hijos, primeramente deben honrar a sus hijos considerándolos como tesoros de mucho valor de parte de Dios.
Es muy fácil para un padre leer la Escritura: “Honra a tu padre y a tu madre” (Efesios 6:2) y esperar o demandar que sus hijos lo obedezcan, pero en el libro de Proverbios se nos da un sabio consejo: “Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra es el abatimiento (humildad)” (Proverbios 18:12). Los padres pueden demostrar humildad al tratar a sus hijos e hijas con la dignidad y el respeto que se merecen los hijos del Rey de reyes y Señor de señores.
Conforme he trabajado con las familias a través de los años, me he sorprendido muchas veces de la forma en que algunos padres deshonran a sus hijos e hijas. He visto la manera en que los ridiculizan y los desprecian. He visto también como algunos padres abandonan y descuidan a sus hijos, fallan en cumplirles sus promesas, los comparan desfavorablemente ante otros jóvenes, los regañan por su falta de perfección, y estos mismos padres fracasan en alabarlos por los logros significativos.
A pesar de estas ofensas graves, muchos de estos mismos padres me han pedido que convenza a sus hijos de que los honren. Aún en esas condiciones, puede ser posible y además correcto que los hijos honren a sus padres, porque dar honor a los padres debe estar basado en la obediencia a Dios y por la posición de los padres, no por sus acciones. Sin embargo, los padres deben aceptar la responsabilidad de sus ofensas y comenzar a guiar a sus familias dando honor a sus esposas e hijos.
Una manera efectiva en la que un padre puede ganar que sus hijos lo honren, es que él mismo honre a sus padres.
Yo conozco al presidente de una compañía exitosa que goza del respeto profundo de sus hijos e hijas. Sin embargo, esta relación no sucedió “así nada más”. Este hombre no sólo les demostró honor a sus hijos, sino que también lo hizo con su propio padre. Esto fue especialmente difícil para este hombre, ya que su padre no lo honró cuando fue niño. Creció en un bar, y su padre fue continuamente áspero y muy demandante con él. Soportó mucho abuso físico y verbal, pero por causa de que este hombre se convirtió al Señor, fue que pudo perdonar las ofensas pasadas de su padre y seguir los caminos de Dios.
Un día, este hombre estaba sobre una escalera en el vestíbulo de su negocio, colgando una fotografía grande de su padre, cuando éste llegó y con un tono gruñón le preguntó: “¿Qué estás haciendo?” Su hijo descendió de la escalera, se dirigió hacia su padre y le dijo: “Papá, te amo y quiero que todos mis empleados te honren de la manera en que yo lo hago”. Las lágrimas inundaron los ojos de su padre y abrazó a su hijo y por primera vez en toda su vida le dijo: “Hijo, yo también te amo”.
Seamos un buen ejemplo asegurándonos que nuestro enfoque está en demostrar honor a los demás, en vez de demandarlo para nosotros mismos.
A través de Cristo nuestro Señor,
Bill Gothard




“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas ” (Mateo 7:12).

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